Reseña de "Discurso Verdadero contra los cristianos" de Celso

"... Para conquistar a los malos, los engañan con locas esperanzas, predicando a los hombres el desprecio por unos bienes que valen más que todas sus promesas y exhortándolos a abandonar aquellos bienes para ser felices."

Daniel T. Hodgson

12/5/20243 min read

De Celso no hay mucha información, pero se sabe que fue un filósofo griego, estudioso y seguidor de la filosofía de Platón, y que escribió este ensayo durante la segunda mitad del siglo II de la era común. Esta fulgorosa obra está considerada como la primera crítica formal hacia las creencias cristianas. Se trata de un ensayo lúcido, y que, a pesar de haberse escrito hace unos dieciocho siglos, sigue siendo tan relevante y contundente en sus golpes filosóficos. Su título Discurso verdadero contra los cristianos es bastante pretensioso, pero no cabe duda de que no asemeja el grado de pretensión que emanan aquellos que son objeto de sus afiladas críticas, es decir, los cristianos de aquella época (y de todas).

En este ensayo, Celso critica las ideas cristianas; le preocupa profundamente el devenir del Imperio romano en relación al crecimiento de esta secta judía y su doctrina, que considera peligrosa. Los cristianos rechazan cumplir con los ritos dedicados a los dioses que exige la ley, también se muestran intolerantes con el culto estatal, no son capaces de convivir con los demás dioses. Tienen intenciones proselitistas, están dispuestos a dispersar sus doctrinas por doquier, quieren revolucionar el mundo, y es evidente que estos asuntos no son inocuos. La preocupación de Celso no fue injustificada, la historia lo demostró.

Claramente, Celso se preocupa de esto, él, como filósofo que era, había estudiado minuciosamente los escritos judíos y el Nuevo Testamento, y los había analizado a la luz de la razón. Para él fue una rotunda tontería lo que esta nueva religión proponía. No consideraba, bajo ningún concepto, que sus ideas sobre la divinidad y de su hijo fueran correctas y sanas para una persona en sus cabales.

A la horda de seguidores ciegos les llamaba «charlatanes», y a los autores bíblicos «plagiadores poco hábiles». Acusó a estos últimos de copiar, muy mediocremente, historias antiguas como el reconocido relato del diluvio, el cual, Celso, indica que fue un plagio del mito de Deucalión. Se mofa de la supuesta divinidad de Jesús, alegando que su verdadero padre era Pantero, un soldado del ejército romano. Esto último lo dice sin ninguna evidencia, pero, tomando en cuenta que es un personaje que vivió un siglo después de Jesús, en un lugar donde se propagó el primer cristianismo, no son palabras menores, que deben pasarse por alto, como si tal no hubiese mencionado tamaña afirmación.

Los eruditos están de acuerdo en que Celso, a diferencia de otros críticos del cristianismo, tenía amplios conocimientos sobre dichas creencias. Y aunque probablemente Celso fuese un erudito, la forma de abordar el tema no lo hace intentando ser una biblioteca andante, sino usando, como sistema operativo, la coherencia, la lógica; la razón. Considera la cosmovisión cristiana un error técnico de proporciones magnas, también que tanto idealismo es irreconciliable con un materialismo religioso. Sobre el asunto de la resurrección, se pregunta: «¿Habrá algún cuerpo que, después de haber entrado en descomposición, pueda volver a su primitivo estado?». No comprende cómo un alma anhelaría volver a un cuerpo descompuesto, hecho ya estiércol. No entiende tampoco por qué dios enviaría a su hijo a un lugar de la tierra tan insignificante, cuando hubiese sido más provechoso enviarlo, por ejemplo, al Senado romano. Se cuestiona cómo es posible que dios, siendo bueno, y haciendo al hombre a su imagen según su semejanza, le saliera un hombre tan malvado. Se burla de los judíos y de su delirio de ser el pueblo escogido por su divinidad, tildándolos de arrogantes.

La obra de Celso, una obra maestra que enseña a razonar a través del lente de la coherencia, por desdicha no se tiene completa. La obra original se perdió durante la nefasta administración cristiana, que persiguió todo lo que denominaba, peyorativamente, como pagano. El contenido de esta obra se extrajo del libro Contra Celsum del teólogo cristiano Orígenes. Este había intentado refutar la obra de Celso unos ochenta años después de su publicación. Gracias a las extensas citas que hace Orígenes de la obra es que se puede reconstruir una parte del ensayo original.

Sin ninguna duda puedo decir que Discurso verdadero contra los cristianos ha moldeado mi pensamiento y la forma en que hago filosofía. Celso es ese maestro que, con su lucidez y maravillosa genialidad, atina en todas sus críticas. La crítica de Celso es tan relevante hoy como lo fue en su momento, no parece que es un ensayo del siglo II e. c. En ese sentido no es que haya envejecido bien, es que sigue siendo joven, Este ensayo seguirá alumbrando la mente de los que aman la filosofía y el conocimiento.

Gracias por estar aquí...

Quiero comentarte que esto no es todo, en mi canal de YouTube seguiré hablando sobre esta maravillosa obra. Seguíme en Instagram, allá subo el enlace.

¡Por allá nos vemos!