El sueño de una noche de verano
Shakespeare, el escritor de los fantasmas, las brujas y la magia...
Daniel T. Hodgson
11/15/20242 min read


El sueño de una noche de verano es una comedia, su final es rosa, y el Mundo Antiguo hace florecer sus supersticiones en uno de sus máximos representantes literarios: Shakespeare; el escritor de los fantasmas, de las brujas y la magia.
En este viaje onírico encontraremos romances imposibles, leyes extremas, situaciones cómicas, una obra de teatro dentro de una obra de teatro, duendes, reyes y reinas de las hadas confabulando para manipular el mundo físico y, a su vez, lograr sus propios propósitos. Una narración que arruina a la realidad y le muestra lo aburrida que es, en comparación.
Hermia ama a Lisandro, pero su padre, Egeo, quiere que se case con Demetrio. Hermia se niega, Egeo lleva la queja ante el duque de Atenas, el duque dice que si no obedece a su padre le espera la muerte. Lisandro y Hermia prefieren escapar. Demetrio persigue a la pareja, pero detrás de Demetrio le sigue Helena, quien es su enamorada. En esta obra los amores no correspondidos saltan de sus páginas. Y el único amor conectado, el de Hermia y Lisandro, no es aceptado por el duque y su padre. ¡Una ironía grosera para cupido!...
Mi acercamiento a los clásicos, a medida que pasa el tiempo, es más problemática que nunca. Son muchas las lecturas de ellos y pocas las sensaciones de magia y asombro que he experimentado, salvo con unos cuantos títulos en concreto. Supongo que ese efecto es irremediable cuando se lee buscando algo, como si se intentara encontrar un afable misterio entre las páginas, no sé.
Por tal razón, quiero ser honesto con El sueño de una noche de verano. Es una obra teatral blanda, supongo que la tragedia nos ha malacostumbrado demasiado. Pero también influye mucho el aura mágica que el autor le da a su obra. Cuando Shakespeare escribe esta obra no ha surgido aún aquella revolución científica que vendrá a alejar a las personas un tanto del mundo mágico. Esto es significativo, el mundo, los lectores, la gente en general tenía mucho más arraigadas este tipo de supersticiones, lo cual la hacía una obra más fuerte y, por qué no, hasta más creíble.
Es natural que a casi 430 años de su escritura me pueda parecer solamente un viaje onírico de las creencias más trilladas de la antigüedad y época medieval. Los duendes y las hadas ya son elementos deteriorados de la literatura, el ocaso les llegó hace no mucho, por lo tanto, no deja un buen sabor de boca leer sobre este tipo de criaturas.
Quedan muchas cosas admirables de esta obra todavía. Su estructura es deslumbrante, también lo es la capacidad de generar tanta complejidad en la trama. Las conexiones afectivas entre los personajes son simplemente desconcertantes. Es claro que Shakespeare era un escritor de aquellos que les denominan arquitectos. Se nota que primero hacia un mapa de cómo dirigiría su historia y personajes, y luego las ensayaba.
El sueño de una noche de verano es una reliquia que puede ser leída y disfrutada, pero que, a mi juicio, queda más como modelo de aprendizaje en cuanto a las formas…
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