Contra los Testigos de Jehová (ensayo)
Ensayo de un disidente.
Daniel T. Hodgson
4/10/202515 min read


Lo que está escrito a continuación no es apto para mentalidades sensibles. Más bien, deben leerlo solo las conciencias sólidas, que no se turban ante las ideas de un disidente. Si hay un testigo que considera que no tiene esa osadía, es mejor que obedezca a la hiper-sensibilidad de su conciencia.
¿De verdad es malo dejar de ser testigo de Jehová? Qué pregunta tan ridícula, por supuesto que no. La «organización de Jehová» no es la última coca cola del desierto. No es el último bastión de la moral, no es el «mejor lugar donde se pueda estar». Además, en esta religión, han habido tantos disidentes como arenas en el mar... Sin embargo, el sol sigue saliendo para todos. Que una persona deje de ser testigo no significa absolutamente nada. Pensar que ser testigo es el mayor logro al que puede aspirar un ser humano en este sistema de cosas es tener una vista de corto alcance. Es como permanecer encerrado en un solo cuarto durante años. Por el contrario, el mundo es muy diverso, la gente goza de una pluralidad de ideas llamativas, interesantes, que no tienen nada que envidiarle a la Biblia, mucho menos a las doctrinas de los testigos de Jehová.
Seguro que el testigo que lea esto se va a ofender o sentirá repudio. Pero eso sucede porque tienen arraigada la idea de censurar lo negativo. Implícitamente, no se permite hablar nada negativo ni de un hermano ni de la congregación. Las miradas inquisitivas lo prohíben, los discursos del Cuerpo Gobernante (los líderes) con sus vocecitas nefastas lo dicen. Creen que si se habla de lo negativo, entonces se les acaba su hermandad utópica; peor aún, creen que el diablo está adentro de la hermandad, haciendo y deshaciendo; supersticiosos hasta el hueso... Cuando se reflexiona sobre lo negativo es cuando se crece. Pero los testigos de Jehová no saben nada de eso, más bien, son unos grandes arrogantes, que se creen portadores de la verdad universal. Es irrisorio, porque yo también fui un gran arrogante al defender las doctrinas de ellos como si acaso estuviese defendiendo la veracidad del sol. Alegan ser acreedores de los planes del señor del universo y de los tiempos. Hasta creen saber la verdad de la verdad. Creen estar protegidos por Jehová. Esto último es absurdo y ahora mismo lo analizaremos.
¿De verdad tiene algún beneficio ser testigo de Jehová? La respuesta es fácil: no, ninguno. Ser testigo no sirve para nada. Veamos este razonamiento: yo soy un disidente, de acuerdo. Esto quiere decir que, como estoy alejado de Dios, no cuento con su aprobación, y no contar con la aprobación de Dios implica un alejamiento de este. Por el contrario, ser testigo y ejemplar, según ellos, implica la cercanía de Dios, su aprobación. Yo pregunto: ¿acaso a un testigo ejemplar no le puede dar cáncer como a mí?, ¿acaso a un testigo no le puede pasar un carro encima como a mí?, ¿acaso no puede pasar necesidades económicas o afrontar otras enfermedades u otros avatares en la vida como a mí? Si es así, ¿cuál es la dicha o la ganga de ser testigo, si de todas formas Dios no les da ningún trato especial o preferencial a sus súbditos más fieles y, en cambio, lleva la misma suerte que Daniel, el disidente, el asqueroso apóstata?
Ah, se me dirá que al menos el testigo goza de esperanza. ¿Esperanza de qué? Ah, de vivir para siempre en este planeta, en un mundo utópico, y que los dolores de hoy son solo pasajeros. Entonces, el desdichado disidente de Daniel se privará de vivir en el tan aclamado Paraíso. Son tonterías. Es impresionante cómo, a pesar de todo el mal desenfrenado que hay en el mundo, esta gente está pensando en seguir viviendo. ¿Para qué quieren vivir más? Con esta vida basta y sobra para no querer vivir más tiempo. Cuando nos damos cuenta que el bien y el mal son esquinas tan opuestas que en un punto se llegan a tocar, ¿para qué vivir? Si se dice que es porque será en un mundo perfecto y por la eternidad, ¡puf!, por favor, ¿de dónde se sacaron el concepto de eternidad? En esta misma vida hay días tan aburridos que uno no haya ni qué hacer, ahora cómo vamos a gestionar adecuadamente la eternidad en nuestras vidas. Es ridículo.
Por otro lado, ¿de dónde salió eso de ser testigo de Jehová en Nicaragua? Se trata de un cristianismo norteamericanizado que no se sabe cuándo llegó al país. Tuvo que haber sido en el siglo pasado. Pero si hoy se tienen esas creencias y se defienden es porque alguien las vino a inculcar, y, entonces, ahora hay un montón de personas que andan defendiendo dichas creencias como si tal fue el mismísimo Dios quien bajó a dárselas. Solo están repitiendo lo que enseñaron otros. Solo le están siguiendo el juego a los poderes de antaño que usaron la necesidad de creencias religiosas para manipular a la gente, al populacho.
Ser testigo es ser una persona que juega de impecable y honorable. No lo son. Juegan de vestir elegantes, como si tuvieran honores académicos. No los tienen. En sus reuniones y literatura, hablan mal de los gobiernos y las demás religiones. No se aguantan a veces ni entre ellos mismos. ¿Qué sentido tiene ser testigo? Ninguno. Pero si no estás con ellos, entonces te quedan viendo como si tuvieras cáncer. ¡Qué arrogantes! Ellos son los que tienen la verdad, los puros, los elegidos por Dios. ¡Es absurdo! Pero el testigo de a pie no tiene la culpa. Son gente fácil de engañar, como me engañaron a mí. Pero no tengo ningún resentimiento con eso. Porque de repente dicen que yo me expreso así por «resentimiento». Pero, ¿resentimiento hacia qué? Si mi salida fue por asuntos intelectuales. Como todos, tuve mis roces con algunos miembros y mis malos sabores, pero eso le pasa a la inmensa mayoría. Hay personas que se retiran porque de verdad alguien les hizo algo grave, incluso, se dan casos de violaciones. Pero mi mordacidad es una forma de despreciar al doble la ignorancia estúpida. La sola ignorancia es respetable, pero la ignorancia estúpida es aquella que se hace por elección, ofreciendo poca resistencia a todo lo que se nos dice, y no la tolero.
El Cuerpo Gobernante llama de manera despectiva «apóstatas» a sus disidentes. Y les inculcan a sus fieles que también usen ese término. Y estos, más ciegos que los ciegos de nacimiento, lo hacen. Los testigos de a pie son capaces de tirarse de cabeza en una letrina si esos viejos secos se los ordenan a través de sus aburridísimos Broadcastings que transmiten mensualmente en su infantil sitio de internet. Lo que los fieles al Cuerpo Gobernante no saben o no han pensado —porque solo pueden pensar dentro de los márgenes de la revista Atalaya— es que el mismo Cuerpo crea a los apóstatas. Ellos mismos fabrican a sus enemigos. En el caso de Charles Taze Russell, supuesto iniciador de los testigos, tenía unas creencias diferentes de las que hoy tiene la organización. Hoy día, para los testigos, el famoso «Esclavo Fiel y Discreto» que Jesús menciona en el capítulo 24 de Mateo —también lo menciona en Marcos y en Lucas— es el mismo Cuerpo Gobernante. Bueno, Russell, el fundador de esta religión, pensaba que el Esclavo Fiel era él mismo. Imaginémonos a Russell vivo en estos tiempos, entrando en un Salón del Reino y escuchando a uno de esos impúdicos miembros del Cuerpo Gobernante, diciendo que el Esclavo Fiel son ellos y no él. Inmediatamente Russell se levanta y busca al coordinador de ancianos para que le explique ese asunto, y le dice que están equivocados en cuanto a esa enseñanza. El anciano le explica que no se han equivocado, que Jehová ya «arrojó luz sobre el nuevo entendimiento». Russell se enfada, dice algo así como «pero a mí Jehová no me ha dicho nada de eso». Entonces, automáticamente, para los testigos, Russell se ha vuelto un apóstata. El Cuerpo Gobernante vive cambiando los entendimientos de los textos bíblicos como se cambian de calzoncillos. Dejando, así, un precedente horripilante. Porque, entonces, lo que se entendía ayer como correcto sobre la Biblia, hoy es un error, y la verdad de hoy, será el error de mañana. Y así se la pasan. Cambiando la supuesta verdad de la Biblia, entre comillas. Esto tiene una razón de ser, pero no la diré. Pero, ¿cómo va a ser malo dejar de ser testigo con tremendas burradas que cometen?
De por sí la misma Biblia ya viene interpretada por los traductores. Porque hacer una traducción es también interpretar un texto. Entonces el Cuerpo Gobernante interpreta encima de lo ya interpretado. ¿Qué confianza va a haber en esa organización? Ahí caminan demandando a los que hablan mal de ellos reclamando su «derecho al honor». El honor de ellos es minúsculo en comparación con el daño que le han provocado a muchas personas, gentes que han muerto por ellos. Mal interpretan un par de versículos bíblicos sobre la sangre y como resultado mucha gente se ha muerto en hospitales por no aceptarla. Ya sabemos que hoy hay otras alternativas médicas, pero ese no es el punto. El asunto radica en que promueven que las personas sean capaces de «entregar sus vidas por “El Reino de Dios”».
Por otra parte, ¿no resulta cansina su misión de predicar todos los días excepto los lunes? Casi todos los días salen a necear a la gente. ¿Por qué hacen visitas no solicitadas? ¿Acaso eso no debería ser prohibido? Si se dice que lo que hacen no es nada malo, sino, por el contrario, es algo bueno, hay que entender que aquel que hoy quiere saber sobre Dios tiene muchas maneras de acceder a ese conocimiento. ¿Por qué molestar a las personas? Yo era un nefasto de esos bien adoctrinado, que me malhumoraba si el amo de casa me decía que no podía atenderme. Con tono fanático decía que la gente estaba perdida, que no entendían el sentido de urgencia de atender el mensaje de Dios. Hoy, en retrospectiva, digo: ¡qué estúpido que era!
¿Cómo llegué a ser testigo? Como llega a serlo la mayoría, por inculcamiento de los padres. Grave error de parte de ellos adoctrinar a los niños con ideas religiosas. Si se dice que lo hacen con buena intención, pues, bueno, ya conocemos la frase aquella que reza: «el infierno está pavimentado de buenas intenciones». Solo recuerdo cuando era miembro y en una de sus asambleas, o reuniones masivas, el discursante, refiriéndose a la enseñanza cristiana en los hijos, decía que a los hijos habría que llevarlos a las reuniones y a la predicación aunque estos no quisieran. Luego usó un ejemplo estúpido. Dirigiéndose a los padres, decía algo así: «¿Quién de ustedes si su hijo está enfermo le pregunta si quiere ir al hospital? ¿Verdad que no le pregunta, sino que lo lleva de un solo porque saben que ahí se va a curar? Pues, de igual manera…». Bla, bla, bla... Ja, ellos son la cura y los que no forman parte de su séquito son la enfermedad o al menos eso sugieren con sus ideas: ja, ja, ja. Es que me río deliciosamente de su estupidez con extra de soberbia. Más magna no puede ser. ¡Estupidez atómica! Pobres niños marginados que tienen que soportar a unos padres imbéciles. Conozco casos de madres y padres exasperantes, que ahogan a sus hijos, les infligen dolor y baja autoestima. Por eso luego los hijos se rebelan, porque los padres no saben ni un carajo de la vibra, como reza el audio que se hizo viral en Instagram. Por fortuna, mis padres eran término medio. No eran tan subyugantes, pero tampoco permitían muchas cosas. Por si algún testigo listo está leyendo esto y dice «él dice que no se salió por resentimiento, pero seguro que sí, porque fue un niño subyugado» pues ya aclaré que no fue estrictamente mi caso, y reitero que mi salida fue por asuntos intelectuales, de doctrina.
¿Cómo es eso que Jesús está entronizado rey en los cielos desde el año 1914? Esa maña escatológica se la robaron a los Segundos Adventistas. Hubo, incluso, en el siglo pasado, una discusión adentro de la dirigencia por esa doctrina. Esa fecha evidentemente no aparece en la Biblia. ¡Qué sabían los hebreos de 1914 si esos solo andaban pensando en invadir tierras fértiles para asentarse ahí! Esa fecha la saca el Cuerpo Gobernante con un cálculo todo chueco que el testigo promedio no verifica, porque cuando les enseñan solo cabecean como si estuvieran en un concierto de rap. La fanaticada lega de los testigos no cuestionan ni un pepino, repito, ni un simple pepino. La doctrina de 1914 parte de una fecha que tiene que ver con la destrucción de Jerusalén y el comienzo del cautiverio babilónico que ocurrió, supuestamente, en el 607 a. C., pero lo cierto es que esa fecha ni siquiera es la más aceptada entre los historiadores. Más aceptada es la fecha de 597 a. C. ¿Por qué es relevante la precisión de la fecha del sitio babilonio a Jerusalén? Porque ellos tienen una fórmula matemática que parte de la mencionada fecha y desemboca exactamente en 1914. Pero si la fecha de la que parten es incorrecta, también lo es el resultado. O sea, que Jesús no ha sido entronizado ni un carajo en 1914. ¿Cuál es la repercusión de esta conclusión? Una muy fuerte. Si los testigos no lo han pensado, deberían, porque la doctrina de que Jesús expulsó a satanás del cielo y se hizo con el poder de su padre en esa fecha representa la columna vertebral de esa religión. A continuación me explico.
Como Jesús ya fue, entre comillas, entronizado rey desde 1914, significa, entonces, que ahí comenzó el principio de los últimos días. Los últimos días son tiempos de crisis, donde la gente tiene una conducta pésima, y los gobiernos llegan al borde de guerras sin precedentes. Este hecho implica el emprendimiento de una enorme campaña mundial de predicación profetizada por la Biblia, y los testigos se creen los elegidos para dicha labor. Entonces, predicar se vuelve fundamental. Un testigo que no predica —a menos que tenga una justificación de peso— no es uno verdadero, o así hacen sentirse entre ellos mismos—. Digamos que el hecho de que Jesús ya sea rey desde 1914 y haya comenzado el principio de los últimos días, justifica a la organización de los testigos de Jehová. Pero, ¡esperen! Si la doctrina de 1914 es un completo error, entonces Jesús no fue entronizado ni rey ni nada, entonces no ha comenzado ni un carajo de últimos días y así la organización de los testigos no tiene ninguna razón de ser. Todo se trata de un embuste barato. Los testigos quedan reducidos, así, a una simple ramificación del cristianismo. Una denominación más del montón, apocalíptica, milenarista y utópica que sólo sirve para sacarle dinero al adicto a calentar sillas en esos aburridos discursos y asignaciones mal preparadas. Ser testigo de Jehová es fácil, es ridículamente sencillo. Pero estudiar a conciencia las doctrinas de los testigos es algo que, a menudo, no hacen los testigos. ¡Qué saben los testigos de ser testigos! Esos solo saben mover la cabeza.
He dicho que la organización de los testigos no tiene razón de ser. Existe solo porque sí. Su supuesta base está construida sobre una fecha incorrecta. También he dicho que esa organización solo sirve para sacarle dinero a sus fieles. ¿Y cuál es la novedad? Ninguna, pero el testigo de a pie cree que su organización no hace esas cosas, que esos actos mañosos son propios de los evangélicos o de los católicos. Pero no saben ni un carajo. La organización es un negocio, mi hermano, aunque no lo querrás ver. Ahora bien, que vos no le veas cara de negocio es otra cosa. Pero en esas reuniones que se celebran semanalmente y a nivel mundial, se mueve mucha plata; ni hablar de las asambleas o las conmemoraciones. Yo en persona ayudaba a contar plata en algunas asambleas cuando me asignaban. ¡Platal el que llegaba…! La organización no aparenta ser negocio porque no es un negocio que se pueda abrir cualquier payaso de la noche a la mañana. Su presunto fundador, Russell, era millonario, y con su fortuna inició el proyecto de difundir sus ideas teológicas a través de la revista Zion's Watch Tower and Herald of Christ's Presence (en español, La Torre del Vigía de Sión y Heraldo de la Presencia de Cristo). Desde entonces emprendieron un negocio editorial. Cuando yo predicaba, recuerdo que todavía se pedía dinero por las revistas. Parece que esto les trajo problemas y luego decidieron dejar de pedir, que tenían suficientes fieles para sostenerse. ¿Cómo? Por donaciones voluntarias. Son, según ellos mismos —porque, hasta donde sé, no dejan que otras entidades verifiquen esas cifras—, unos ocho millones de testigos a nivel mundial. Imagínese usted que cada uno eche en la caja de contribución 1 dólar por reunión (son 8 reuniones al mes). Son 8 dólares mensual por miembro. Ahora, si multiplicamos ese dinero por la supuesta totalidad de miembros nos da una cifra de 64, 000, 000. Es decir, sesenta y cuatro millones de dólares mensual. A eso hay que sumar subvenciones de algunos gobiernos —como el de Noruega, que hace no mucho el gobierno le retiró la subvención por el tema de la expulsión—, más las propiedades que los fanáticos dejan a nombre de la organización, esto incluye casas, carros, terrenos, etc., etc., etc... ¿Sigue creyendo el testigo que lee esto que la organización no es un negocio? Bueno, algo que te deja, como mínimo, 64 millones de dólares mensual o 768 millones anual ¿qué es, entonces? Decíme, si no es negocio, ¿qué es? Si decís que ese no es tu problema, que vos solo te dedicás a servirle a Jehová, pues entonces sos un tonto. Porque hay que desconfiar de todo lo que se nos venda como honesto, pero habiendo de por medio tremendas cantidades de plata. A lo mejor te están vendiendo cuentos chinos.
Con sus salones de culto, pasa algo ridículo. El Cuerpo Gobernante manda un préstamo para que se construya un nuevo salón donde se requiera. Entonces, solicitan que los miembros participen como voluntarios y ayuden a construir el salón. Sin paga, recordemos que hablamos de voluntarios. Luego, cuando el salón ya está construido, toca devolver ese dinero que se prestó al Cuerpo Gobernante. A través de contribuciones voluntarias, los miembros pagan esa deuda. Cualquiera pensaría que, si los miembros colaboraron en su construcción y están pagando el préstamo, deben organizarse para que el edificio pase a nombre de uno de los miembros locales, o algo así. ¡Pues, no! Queda a nombre de la organización. Encima que se ahorran la mano de obra, los tipos hacen pagar el préstamo a sus fieles y se quedan con la propiedad. En conclusión: la gente le regala las propiedades a la organización. Todo para la gloria y honra de Jehová. ¡Ajá!, ¡cómo no, esperame!
Pasando a otro asunto, siempre hay excepciones, pero, en general, los testigos son irritantes. No digo cuando están frente a los no testigos, porque ahí se las dan de los muy santurrones, sino cuando están en pandilla. Ahí dentro de la congregación. Son extremadamente chismosos. El amor de hermano solo se ve si comulgás con ellos. Ni quiera Dios que ya no lo hagás. Pasan de amarte a odiarte. O si te señalan en la congregación o te censuran, pasás a ser un vil gusano. Es evidente que la gente que actúa así es una idiota. Son imbéciles que no saben ni dónde están parados. Ridículos de mente hueca.
Entonces, los testigos como organización son un negocio. Negocio que no todo mundo puede abrir, pero no por eso deja de ser uno. Agarran como dundos a sus fanáticos, que, pensándolo mejor, tienen culpa a medias. Creen que ser testigo es lo máximo. ¡Qué saben esos de ser lo máximo! Si enfermamente andan de santurrones para luego a escondidas liberarse de verdad. Salir del clóset y otras cosas. Si de verdad Dios existe, seguro que vendrá a joderlos a ellos y demás cristianos. Y vendría, más bien, en pro de los que no caímos en sus tonterías por más tiempo. ¿Por qué lo digo? Es fácil de imaginarlo: pensemos en que Dios es un ser inteligente. Y sabe que si a su creación la hizo con esa facultad, no puede recriminarle que la use. Entonces, si Dios está de acuerdo con que seamos personas con la chispa activa, despabilados, no dejados ni zopencos, quiere decir que para él es un gusto que usemos nuestra cabeza. ¡«Ah», va a decir, «vengo por los cristianos, en especial por los testigos por ser tan tontos en creer todo lo que creían de mí. ¡Ay, testiguitos, hoy los dejo en el olvido eterno por andar de absurdos!». Pero ellos creen, más bien, que Dios dice o dirá: «!Ajá, ateos de mierda, yo soy Dios y ustedes no van a seguir jugando con mi pueblo!, ¡hoy me los como con papas!
¿Cuál es la conclusión de todo esto? Simple, que ser testigo de Jehová es ser un ridículo. Lo siento por las ancianitas y ancianitos que andan ahí, pero andan perdiendo su tiempo. No hay nada de lo que les han prometido. La vida es hiper-compleja, no se resume en la Biblia. ¡Puf! ¡La Biblia…! Lo peor de todo es que ellos, en su mente, sienten pesar por uno. Pobres, son estúpidos y no lo saben. En sus discursos son mordaces con sus disidentes, bueno, pues, yo soy mordaz con ellos en mi revista digital.
Se tenía que decir, y se dijo.
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